Una de las claves principales a la hora de llevar un correcto mantenimiento de tu vehículo es tener los filtros en buen estado, asegurándote de que cumplen su función correctamente. Para ello, es importante saber cada cuánto tiempo debes cambiarlos y qué pasa si no lo haces.
El filtro de aire
El filtro de aire es realmente necesario durante el cambio de estación, pues protege el motor de las impurezas del flujo de aire que entra en el mismo.
¿Por qué debo cambiar el filtro de aire?
Un filtro de aire en mal estado o engrasado afecta tanto al motor como al rendimiento del vehículo, e incluso puede causar una avería importante. También puede provocar una reducción de la potencia del motor, un aumento de combustible y contribuir a la polución.
Consecuencias de no cambiar el filtro de aire
Si el filtro de aire se encuentra en mal estado, la vida útil del motor de tu coche se verá afectada, ya que provoca una pérdida en el suministro de aire de los cilindros y aumenta su desgaste.
El filtro de aire es una de las piezas de repuesto más económicas de nuestro coche. Se recomienda cambiarlo al menos una vez al año.
El filtro de aceite
Muchas veces hemos hablado de la importancia que tiene el cambio de aceite para el correcto funcionamiento de nuestro vehículo, pero es cierto que los propietarios de coches a veces olvidan cambiar también el filtro de aceite.
¿Por qué debo cambiar el filtro de aceite?
La función principal del filtro de aceite es recoger las impurezas (residuos, pequeños fragmentos de metal), que circulan por el motor. Lo más práctico es cambiar el filtro cada vez que cambies el aceite; por mucho que cambies el aceite, si el filtro está sucio o en mal estado se podría mezclar el aceite nuevo con las impurezas del malo.
Consecuencias de no cambiar el filtro de aceite
Si el filtro de aceite se encuentra en mal estado, no realizará su función y dejaría de filtrar las partículas que acabarían llegando al motor, afectando así su funcionamiento. También provocaría una disminución en el rendimiento de la mecánica, un desgaste prematuro de algunos elementos del motor y un consumo de carburante más alto.