La limpieza de la tapicería del coche es una tarea sencilla, pero que debemos llevar a cabo con cierta frecuencia. Descubre los mejores trucos que te ayudarán a dejar el interior como nuevo, y sin dañar el tejido de los asientos.
La limpieza es una parte esencial dentro del mantenimiento, un buen cuidado alargará la vida de nuestro vehículo. Para vencer la batalla a la suciedad debemos primero identificar a nuestros mayores enemigos:
- Tabaco: el olor a tabaco lo invade todo, tanto al fumar dentro del coche cómo al dejar las colillas en el cenicero. Si además se nos cae el cigarro en la tapicería la tragedia está asegurada.
- Comida: los restos de comida tienen la cualidad de colarse hasta los sitios más recónditos, por no hablar de los productos «derretibles», como el chocolate, que se pegan a los asientos con gran facilidad. Los caramelos y los chicles suponen también una gran amenaza.
- Bebida: los líquidos son otro de los elementos a evitar. Son capaces de generar manchas horribles, y en los casos de la leche o el café añaden el factor del mal olor, que se perpetúa si no actuamos con rapidez.
- Arena y barro: la arena y el barro se apuntan a cualquier viaje. Las inclemencias del tiempo, las visitas a la playa o la práctica de deporte son las causas más habituales.
Antes de pasar a las soluciones, no debemos olvidar que se puede fumar, beber y comer fuera del coche. Una parada a tiempo nos proporcionará un buen descanso y nos evitaremos un disgusto.
Aunque sería cruel incluirlos en la sección de «enemigos», no podemos dejar de mencionar a esos pequeños ocupantes de los asientos traseros que llenan nuestras vidas de alegría. En cuanto a suciedad se refiere, los niños y niñas son unos maestros. Entre sus principales habilidades está la de vomitar en cualquier momento y sin previo aviso y manejan también a la perfección el arte de pegar cualquier comida o líquido en los asientos mientras nos dedican una sonrisa.
Limpieza de la tapicería del coche
Tenemos dos opciones para mantener nuestras tapicerías limpias y relucientes. La primera es la más cómoda, pero a su vez también la más costosa, y consiste en acudir a los talleres especializados. Allí cuentan con los mejores productos y pueden dejar nuestras tapicerías y asientos como nuevos.
La segunda opción es hacerlo por nuestra cuenta. Es evidente que conlleva más esfuerzo, pero si se hace bien los resultados serán muy similares y lo notaremos positivamente en nuestros bolsillos. Una vez identificados nuestros enemigos pasamos a conocer nuestros aliados, que nos ayudarán a vencer la batalla contra la suciedad y «restablecer el orden» en nuestros coches.
Cómo limpiar la tapicería del coche
Un buen ejército de limpieza debe contar siempre con los cuatro elementos esenciales: un aspirador, un cepillo, un trapo seco y un trapo húmedo. Con estos cuatro ingredientes nos aseguramos un buen mantenimiento, que estaría compuesto por tres sencillos pasos:
- Aspirado: un buen aspirado es lo primero que debemos hacer. Nos aclarará mucho el terreno y podremos identificar esas pequeñas manchas que no podíamos ver al principio.
- Ambientador o humidificador: los ambientadores hacen la estancia más agradable. Afortunadamente, hoy en día existen ambientadores naturales e, incluso, humidificadores donde podemos usar los aceites aromáticos que prefiramos. No dañan nuestro organismo ni el medio ambiente.
- Agua y jabón: si podemos utilizar un jabón especial para tapicerías, mejor que mejor. También nos vale cualquiera que no dañe los componentes. El procedimiento es el de toda la vida: frotar, aclarar y secar.
Vamos a ver ahora cómo tratar esas otras manchas más rebeldes que se resisten a desaparecer:
- El barro: para el barro es conveniente utilizar un cepillo con unas buenas púas, con la ayuda de agua y jabón iremos ablandando la dureza hasta que nos quedemos solo con la mancha, que será eliminada con facilidad. Los chicles: para los chicles, en lugar de ablandar tenemos que endurecer. Para ello se utiliza un cubito de hielo. Después, con una espátula o similar, lo despegaremos poco a poco. Es una de las acciones que requiere más paciencia, pero el resultado merece la pena.
- El café y los líquidos: en este caso debemos actuar lo antes posible. No tanto por la mancha sino por el olor que se pueda generar. Lo primero que haremos será tratar de absorber el líquido con servilletas o pañuelos de papel. Una vez nos quedemos solo con la mancha, podemos utilizar un limpiacristales con el agua para eliminar los olores.
- Chocolate: el chocolate parece peor de lo que es. Utilizando nuestro paño húmedo con un poco de jabón deberíamos poder acabar con él.
- Las manchas de tinta: el alcohol es nuestro aliado en estas circunstancias. Mezclado con agua, actúa sobre la tinta reduciendo la mancha. Nuestro mejor amigo, el paño húmedo, se encargará del resto.
- Vómitos: no será fácil eliminar por completo los efectos del vómito. Podemos eliminar los restos sólidos y frotar con el cepillo y el jabón, pero en ocasiones el olor es tan fuerte que no quedará más remedio que llevarlo a un lugar especializado.
Con estos trucos y un poco de cariño y cuidado, probablemente podamos lucir nuestras tapicerías limpias y perfumadas durante muchos años.